Grace Evelyn Potter se interesó por la música desde niña, empezó a tocar guitarra y teclados en Secundaria. En los albores del nuevo milenio, recién veinteañera, formó su primera banda, Grace Potter & The Nocturnals, que ya mostraban sus influencias entre lo campero y lo musculoso. O sea, entre las praderas y el intenso ambiente urbanita de Memphis, por ejemplo.
Editaron cuatro recomendables álbumes entre 2005 y 2012 con buena recepción, pero al año siguiente Grace decidió liarse la manta en solitario. Bueno, no del todo, porque lo hizo con su novio entonces y después marido hasta ahora, Eric Valentine, fundamental como productor, músico y compositor en el sonido Potter.
Madre carretera
Midnight (2015) y Daylight (2019) fueron los dos primeros larga duración de esta etapa y nos ocupamos del tercero, Mother Road (2023), que expresa las eclécticas sensibilidades musicales y personales de nuestra protagonista.
Concebido al principio de la pandemia como un viaje con su marido e hijo desde California a los orígenes en Vermont, Mother Road supone un ejercicio de redescubrirse a sí misma sin olvidar los recuerdos y descargando con pasión una amalgama de estilos que te atrapan. La esmerada presentación del disco ilustra cada canción como una postal del recorrido.
Así, el tema central ‘Mother Road’ desnuda las variadas almas y quizás fantasmas de Potter, guitarras con clase del mencionado Valentine y Nick Bockrath, la delicada steel de Dan Kalisher, el preeminente órgano de Benmont Tench (uno de los pilares de los añorados Tom Petty and The Heartbreakers), la potencia rítmica de Tim Deaux (bajo) y Matt Musty (batería). Todo cimentado para que Grace aporte la acústica, más teclas y una completa exhibición vocal que, por momentos, evoca a Sheryl Crow. El disparatado videoclip lo visualiza, rodado en un restaurante de carretera.
La esencia del rock clásico estalla en Good Time con las guitarras compitiendo, la base marcada y Grace Potter desatada con tremendos coros souleros: "Llévame de vuelta a los buenos tiempos cuando me bebía la vida como me bebo el vino ¿Por qué siempre se interpone una ventana entre todo lo que quiero ver y a las personas que quiero ver". Momentazo del disco con otro videoclip digno de contemplar.
Destapa sus fantasmas en el intenso blues All My Ghosts. Ritmo machacón con los destellos de las guitarras para vestir el tenebroso escenario.